viernes, 28 de enero de 2011

Pequeñeces.

La capacidad de asombro es algo que cada día que pasa pierdo  más y más, y es tan bonito ver pequeñeces y te saquen una sonrisa no planeada, como ver unas nubes esponjositas y tan táctiles, caminar por la banqueta y con la mano ir sintiendo las diferentes texturas de las paredes, portones y arbustos aunque salgas muy sucia y probablemente lastimada, chupar mini-tutsipop y ver que tan rápido te pinta la lengua, autores de esbozos de Historia que plasman miles de años en un libro, el algodón de azúcar que se forma como magia, escuchar canciones en un tocadiscos sin la necesidad de electricidad solo tu mano girando el disco de vinil, ver que el centro Histórico de Morelia es en realidad muy bonito, llorar en películas ya que te metes en el melodrama.
Me gustan las películas que me motivan a llorar, son mis favoritas. Titanic no me hizo llorar.

"De felicidad no se llora"

Me habían comentado, no recuerdo quien ni cuando pero es la mera verdad, si lloras de "felicidad" es por un deseo no cumplido en la anterioridad, pero que más da... se siente muy bien.

No quiero que lo que pienso y en veces lo escribo, se lea como un libro barato de auto-ayuda edición bolsillo, no me gustan ese tipo de libros, dice mi hermana que es por mi bloqueo inconsciente de pedir ayuda y pues quien sabe a lo mejor es verdad.